el ocr ha muerto

El OCR ha muerto: Viva la Inteligencia Artificial

Durante décadas, el Reconocimiento Óptico de Caracteres (OCR) ha sido la tecnología de referencia para transformar documentos físicos en datos digitales. Sin embargo, el OCR tal como lo conocemos está cediendo su lugar a un nuevo titán: la Inteligencia Artificial (IA).

Los problemas del OCR

El OCR, sobre el papel, es una herramienta potente. Transforma imágenes de texto en texto editable, facilitando la digitalización de documentos y la extracción de sus «metadatos». Por ejemplo, dada una imagen escaneada de la factura de un proveedor, sacar el CIF del Proveedor, sus datos, la base imponible, el total de la factura y su fecha, para ser todo introducido en una herramienta de facturación.

Sin embargo, esta tecnología no está exenta de limitaciones. Una de las más significativas es la necesidad de crear plantillas específicas para cada tipo o formato de documento. Este enfoque, aunque funcional, es rígido y consume una cantidad elevada de tiempo y recursos.

Además, configurar los campos de captura para cada formato es un proceso tedioso.

Cada nuevo documento o variación en el diseño (por ejemplo porque un proveedor cambie su modelo de factura) requiere una revisión manual o la creación de una nueva plantilla OCR

A esto se suma la tendencia de los sistemas OCR a cometer errores en el reconocimiento de datos, especialmente con fuentes irregulares, caligrafía o cuando los documentos están en condiciones menos que óptimas. Estos problemas no sólo ralentizan los flujos de trabajo, sino que también introducen errores en los datos capturados.

Si iniciativas como la factura electrónica o el intercambio de datos vía API ya ponían en cuestión la supuesta rentabilidad de los sistemas OCR, faltaba el golpe de gracia definitivo para esta tecnología.

La irrupción de la IA en el reconocimiento y comprensión de documentos

La Inteligencia Artificial está marcando el comienzo de una nueva era en la gestión documental. A diferencia del OCR tradicional, las soluciones que realizan adquisición de datos desde documentos con IA no se limitan a la simple transcripción de caracteres impresos. Pueden comprender el contexto, extraer conceptos, y lo más importante, aprender y adaptarse con el tiempo.

La IA puede identificar automáticamente los tipos de documentos, independientemente de las variaciones en el formato o diseño, eliminando la necesidad de plantillas predeterminadas: «Esto es una factura«, «Esto es un albarán«, «Esto es un contrato«, son distinciones que la IA puede realizar con un margen de error mínimo.

Este avance no sólo simplifica el proceso de captura de documentos sino que también mejora significativamente la precisión de la extracción de datos. La IA puede discernir entre textos, números y otros datos críticos, incluso en documentos complejos o desestructurados.

Para buscar un CIF, un importe o los datos de un proveedor, no busca un número en unas coordenadas del papel. Sabe lo que significa todo lo anterior y lo encontrará allá donde se encuentre.

Esto la convierte en una herramienta óptima para la extracción de metadatos de cualquier imagen o archivo, incluyendo documentos físicos digitalizados.

Este enfoque inteligente permite a los sistemas de gestión documental, como R2 Docuo, procesar una gama más amplia de documentos con menos intervención manual, acelerando los flujos de trabajo y mejorando la eficiencia operativa. Además, la capacidad de la IA para aprender de las interacciones y correcciones aumenta su precisión con el tiempo, lo que significa que cuantos más datos procese, mejor se volverá.

Hacia un futuro sin OCR tradicional

La transición de OCR a IA no es sólo una mejora incremental; es un cambio en la forma en que entendemos y utilizamos la tecnología de reconocimiento de documentos. Con la IA, no estamos limitados a convertir imágenes en texto; estamos enseñando a nuestras máquinas a entender y procesar información de la misma manera que lo haría un humano, pero a una escala y velocidad que supera con creces nuestras capacidades.

La pregunta que surge entonces no es si el OCR tradicional se volverá obsoleto, sino cuándo.

A medida que la IA continúa evolucionando y adaptándose, está claro que los Sistemas de Gestión Documental basados en IA no solo reemplazarán al OCR, sino que también ampliarán sus capacidades, permitiendo «hablar con los documentos» e integrándose más profundamente en nuestros sistemas de gestión documental y flujos de trabajo empresariales.

El cambio recuerda recuerda a la transición de las tarjetas perforadas a los sistemas de almacenamiento en soporte magnético: una vez que la nueva tecnología se establece, la antigua se convierte rápidamente en un recuerdo del pasado.

Podemos anticipar que:

La tecnología de OCR clásica se convertirá en un legado de una era anterior en meses, no años.

Pronto será mencionada más en los libros de historia de la informática que en las salas de conferencias sobre innovación tecnológica.

La muerte del OCR no es el final de una era, sino el comienzo de una nueva, dominada por la adaptabilidad de la IA para adquirir información de imágenes y documentos de todo tipo. Para empresas y organizaciones que buscan mantenerse a la vanguardia, la adopción de soluciones de IA en la gestión documental no es solo una mejora, es una necesidad.

En R2 Docuo, estamos en la vanguardia de esta transformación, ofreciendo soluciones que no solo capturan datos, sino que los comprenden, los contextualizan y los convierten en activos valiosos para el negocio gracias a la Inteligencia Artificial.